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Nueva guía de EEUU sobre el uso de testosterona
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Nueva guía de EEUU sobre el uso de testosterona

El Colegio Americano de Médicos lanza nuevas directrices sobre la terapia con la hormona: solo para tratar la disfunción eréctil en varones con bajos niveles de la misma asociados a la edad. Alimente habla con el presidente de la organización

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En 1889, el fisiólogo francés Charles-Edouard Brown-Séquard se inyectó extractos de testículo de perro y al hacerlo, probablemente se convirtió en el primer ser humano en beneficiarse de la terapia hormonal de reemplazo. Él mismo publicó en el 'Lancet': “El día posterior a la primera inyección subcutánea, un cambio radical ocurrió en mí e ilustró cómo mis capacidades tanto físicas como mentales mejoraron", tal y como recogen científicos chilenos en la 'Revista Médica Clínica Las Condes'.

En la actualidad, “se sabe que la cantidad de testosterona que Brown-Séquard se inyectó resultó ser cuatro veces menor a la magnitud necesaria para tener una acción biológica, por lo que es probable que los cambios ocurridos hayan sido efecto placebo. Sin embargo, a partir de entonces comenzó a adquirir más interés el estudio de las hormonas masculinas y su función en la vida diaria. Finalmente, se identificaron las hormonas masculinas: los andrógenos", leemos.

"La disminución de los niveles de testosterona asociada al paso de los años comienza a partir de los 30"

Ahora, el Colegio Americano de Médicos (ACP, de sus siglas en inglés) acaba de sacar a la luz una nueva guía, publicada en el último 'Annals of Internal Medicine', sobre el uso de testosterona en varones de más edad con niveles bajos de la hormona solo para el tratamiento de la disfunción eréctil.

Los motivos de la guía

En declaraciones a Alimente, Robert M. McLean, presidente del ACP, subraya: "Al servir como organización profesional para especialistas en medicina interna, el Colegio Americano de Médicos trata de crear pautas de pertinencia e interés para los médicos generales y de atención primaria y sus pacientes. En los últimos años, uno de los temas que surgió en las discusiones entre el Comité de Pautas Clínicas de ACP y que sentimos que merecía atención era el reemplazo de testosterona. Los problemas de la 'menopausia masculina' y la salud en general son historias frecuentes de interés en los medios, y es probable que también haya un efecto de la publicidad directa al consumidor. El Comité de Pautas Clínicas consideró que había una incertidumbre significativa en la eficacia del reemplazo de testosterona para muchos síntomas diferentes y decidió que valdría la pena una revisión sistemática de evidencia en el área para luego desarrollar una guía clínica como lo hemos hecho".

El doctor McLean insiste a este diario: "Esperamos que la revisión de evidencia y las pautas ayuden a los médicos y pacientes a comprender la incertidumbre y los límites de lo que realmente ofrece la prescripción de suplementos de testosterona. Muchos pacientes aún pueden preguntarse si deberían hacerse una prueba de testosterona si tienen síntomas subjetivos además de la disfunción sexual, y esperamos que esta información ayude a las discusiones sobre el tema. En esta era con tanta información disponible online, puede ser muy difícil para los pacientes distinguir la información basada en evidencia de las afirmaciones no científicas".

Según la Blibioteca Nacional de Medicina de los EEUU, "la testosterona es una hormona producida por los testículos. Ciertas afecciones, medicamentos o lesiones pueden llevar a niveles bajos de la misma, así como el propio envejecimiento".

Pero también, como indica Ignacio Moncada, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario La Zarzuela (Madrid), "reducen sus niveles el sedentarismo y la obesidad", como responsables de unos bajos niveles de testosterona, ya que "la grasa contiene una enzima (aromatasa) que transforma la testosterona en estrógenos y esto favorece el desarrollo de las mamas. Por tanto, “el ejercicio físico, estar delgado, contribuye a que los niveles de testosterona sean naturalmente más altos y se necesite menos tratamiento”.

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La disminución de los niveles de testosterona asociada al paso de los años en las pruebas séricas comienza a partir de los 30 y continúa con una tasa promedio de 1,6% al año. “Esta condición se conoce como baja testosterona asociada a la edad y se acompaña de síntomas clínicos relacionados con la deficiencia de andrógenos. No existe un umbral bien definido y universalmente aceptado de niveles de testosterona por debajo del cual se presenten síntomas de deficiencia de andrógenos y resultados adversos para la salud”, recuerdan los investigadores en su estudio.

El doctor Moncada considera que “es una hormona a veces denostada porque su utilidad se ciñe al deseo sexual, pero es muy importante porque contribuye a la síntesis de hueso, masa muscular y glóbulos rojos, entre otras funciones”. Los valores óptimos de testosterona oscilan entre 10 y 30 nanomoles, si bien “desgraciadamente no existen unas tablas que relacionen esas cifras con la edad", una referencia muy necesaria puesto que “no es lo mismo un individuo de 18 años que otro de 70, y si nos movemos en unos niveles de entre 8 y 12 nanomoles, la edad será la que determinará si es preciso o no instaurar un tratamiento con testosterona”.

Las consecuencias

Cuando los niveles son bajos, los síntomas dan la cara en forma de pérdida de libido, disfunción eréctil, falta de energía, trastornos del sueño, depresión, reducción de la densidad ósea y de la masa muscular, anemia y aumento de grasa corporal, disminución del volumen de eyaculación, pérdida de vello corporal y facial.

En EEUU, aproximadamente el 20% de hombres mayores de 60 años, el 30% de los que tienen 70 y el 50% de los que han cumplido 80 o más padecen niveles bajos de testosterona.

Los propios investigadores reconocen que el papel del tratamiento con testosterona en el manejo de la testosterona baja relacionada con la edad “es controvertido. La Agencia de Medicamentos y Alimentos de EEUU (FDA) exige que la industria farmacéutica etiquete todos los medicamentos de testosterona para indicar claramente que sus productos están aprobados para su uso solo en personas con niveles bajos de la hormona debido a causas conocidas”, recuerdan los investigadores

El propósito de esta guía del ACP “es presentar recomendaciones basadas en la mejor evidencia disponible sobre los beneficios, efectos secundarios, daños y costes del tratamiento con testosterona en hombres adultos con niveles bajos de la misma relacionados con la edad. Esta guía no aborda la detección o el diagnóstico de hipogonadismo o el control de los niveles de testosterona”, admiten sus autores.

E insisten: “El público objetivo de esta guía incluye a todos los médicos, y la población de pacientes a la que va dirigida son los hombres adultos con niveles bajos de testosterona relacionados con la edad. Estas recomendaciones se basan en una revisión sistemática de los estudios publicados en inglés entre 1980 y 2019. En total, se incluyeron 38 trabajos en los que la media de edad de los participantes fue de 66 años y recibieron un seguimiento de entre 6 a 36 meses".

El presidente del ACP declara: "Nuestro proceso de desarrollo de guías formuló varias preguntas clave sobre el tema, y ​​luego se realizó una revisión sistemática en busca de evidencia para responder esas preguntas. Analizamos a los hombres con niveles bajos de testosterona relacionados con la edad, y cabe señalar que 'NO' se observaron específicamente otras categorías médicas de hipogonadismo. Por lo tanto, la evidencia evaluada examinó el impacto de la prescripción de testosterona en varios síntomas o resultados diferentes que incluían la función sexual, así como la energía, la vitalidad, la función física y la cognición. Se demostró que los hombres pueden experimentar ligeras mejoras en la función sexual, pero no hubo evidencia adecuada para apoyar la prescripción de testosterona para esos otros síntomas. Esa es la conclusión de la evidencia de estos estudios, que generalmente involucra a grandes grupos de pacientes".

Las pautas

“Los pacientes a menudo preguntan a los médicos sobre la T baja y se muestran escépticos sobre los beneficios del tratamiento con testosterona”, ha declarado Robert M. McLean.

La directriz del ACP, respaldada por la Academia Estadounidense de Médicos de Familia, apunta además que “los médicos deben asesorar y dialogar con sus pacientes si desean iniciar el tratamiento porque los afectados quieran mejorar la sexualidad y la erección en función de sus posibles beneficios, efectos secundarios, costes y preferencias del paciente”, apostilla McLean.

La nueva guía establece, también, que "los facultativos revalúen los síntomas dentro de los 12 meses y periódicamente, en fechas posteriores. Los médicos deben suspender el tratamiento con testosterona si la función sexual no mejora".

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Recomiendan, además, que los médicos “consideren formulaciones intramusculares en lugar de transdérmicas al iniciar el tratamiento con testosterona, ya que los costes son considerablemente más bajos para las primeras y la efectividad clínica y los efectos secundarios son similares".

"La mayoría de los hombres pueden inyectarse la formulación intramuscular en casa y no requieren un visita a la clínica para su administración", ha comentado el presidente del ACP.

Kewis Katz, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Filadelfia (Pensilvania), declara en un editorial que acompaña a la nueva guía: “Esta nuevas pautas coinciden bastante estrechamente con la guía propuesta recientemente por la Sociedad de Endocrinología y la Asociación Americana de Urología. Ambas organizaciones están de acuerdo en que se debe ofrecer tratamiento a los hombres mayores con función sexual disminuida, con niveles bajos de testosterona bien documentados, pero no debe ser utilizado para los síntomas menos específicos de fatiga y pérdida”.

Declara, además, que tanto estas guías “como la nueva que ha salido a la luz también coinciden en que el aumento reciente en el uso de tratamiento con testosterona para síntomas inespecíficos de envejecimiento, especialmente en hombres sin deficiencia confirmada de la hormona, no está indicado”.

Como determina el doctor Moncada, "en nuestro país, las indicaciones médicas son concretas: el tratamiento del déficit de testosterona (determinado mediante un análisis) y que se acompaña de síntomas que complican la calidad de vida (falta de deseo sexual, poca energía, decaimiento, etc)".

“El médico, en consenso con el paciente, es el que indica y prescribe la terapia”, subraya el experto, y la sintomatología que tendrá será el factor determinante, puesto que “si no hay síntomas, no hay terapia, aunque los niveles hormonales se encuentren bajos (dentro de la normalidad)”. La presencia de tumores o el tratamiento contra el cáncer provocan también la caída de testosterona".

En 1889, el fisiólogo francés Charles-Edouard Brown-Séquard se inyectó extractos de testículo de perro y al hacerlo, probablemente se convirtió en el primer ser humano en beneficiarse de la terapia hormonal de reemplazo. Él mismo publicó en el 'Lancet': “El día posterior a la primera inyección subcutánea, un cambio radical ocurrió en mí e ilustró cómo mis capacidades tanto físicas como mentales mejoraron", tal y como recogen científicos chilenos en la 'Revista Médica Clínica Las Condes'.

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