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Día Mundial de los Cuidados Paliativos: "Estamos en tus manos"
  1. Bienestar
Experiencia de una enfermera y un médico

Día Mundial de los Cuidados Paliativos: "Estamos en tus manos"

"Mientras las manos de Ángeles apretaban las mías entendí que, cuando alguien padece, necesita que la persona que le atiende sea capaz de hacerse cargo de su dolor, que le escuche y que le alivie, en la medida de lo posible"

Foto: UCI de la CUN. (Borja Montero)
UCI de la CUN. (Borja Montero)

Me llamo Carmen y soy enfermera. Mis manos son las que se ocultan bajo el cariño de Ángeles, unos días antes de su muerte. Desde el equipo de Soporte y Control de Síntomas de la Clínica Universidad de Navarra en su sede de Madrid, cuidamos de ella durante cinco meses. Mientras vivía, nos enseñó con su sufrimiento y su confianza que el cuidado va más allá de la técnica y precisa un seguimiento minucioso, la eficacia en el tratamiento, una mirada amable, esperanzas y sonrisas.

Los pacientes enseñan mucho. Aquel día, en este momento que recoge la instantánea, entrelazando sus manos con las mías, comprendí que la clave del cuidado es ser capaz de establecer una relación: un encuentro entre dos personas –médico/enfermera y paciente– en el que se busca el “bien” de la persona que sufre.

Mientras las manos de Ángeles apretaban las mías entendí que, cuando alguien padece, necesita que la persona que le atiende sea capaz de hacerse cargo de su dolor, que le escuche y que le alivie, en la medida de lo posible. Ante ese sufrimiento, que puede ser físico, existencial o espiritual, los Cuidados Paliativos manifiestan toda su razón de ser.

El día de la foto, Ángeles estaba a punto de morir, pero ¡estaba ocupada y tenía la ilusión de hacerme un regalo por mi boda! Ese intercambio fue nuestra despedida. En ese momento de tanta carga emocional nos dijimos adiós sin palabras. Su regalo de verdad fue ayudarme a redescubrir mi vocación de cuidado como un servicio a la sociedad.

El alcance de la medicina "fracasada"

Me llamo Borja. Soy médico del Equipo de Soporte y Cuidados Paliativos, compañero de Carmen y el testigo de este retrato furtivo y bombeante. En el Día Mundial de los Cuidados Paliativos, las manos de Ángeles son un mensaje de carne y hueso, espíritu y futuro.

El alcance de los Cuidados Paliativos no deja de sorprendernos nunca. Puede parecer que la medicina al final de la vida es un fracaso. Normalmente, nuestros pacientes mueren. Sin embargo, en esta medicina “fracasada” –en términos biológicos– brillan las cuestiones esenciales de la profesión médica y enfermera, lo que llena de sentido nuestro quehacer: la relación médico-paciente. Hacer medicina es relacionarse entre pacientes y entre profesionales con el objetivo fundamental de buscar y querer el “bien” de la persona enferma. Por eso –como decía Edmund D. Pellegrino–, “la medicina es una empresa moral”.

En Cuidados Paliativos vivimos entre personas que sufren tremendamente. Al asomarnos a su existencia con una actitud de búsqueda del bien y en una relación colaborativa, se despliega un inmenso abanico de necesidades y problemas que muchas veces se tornan, misteriosamente, en belleza dentro de esa interacción verdaderamente personal. Como nos muestran las manos de Ángeles abrazando las de Carmen.

En esta foto se expresa una realidad de relación auténtica, de una hermosura espectacular. Aquel día, en la UCI de la Clínica Universidad de Navarra, Ángeles –mujer doliente, madre– estaba pendiente de regalar sin saber que el verdadero regalo –su confianza, su agradecimiento– lo expresaban sus manos.

Carmen Molina y Borja Montero, enfermera y médico del Equipo de Soporte y Control de Síntomas de la Clínica Universidad de Navarra

 

Me llamo Carmen y soy enfermera. Mis manos son las que se ocultan bajo el cariño de Ángeles, unos días antes de su muerte. Desde el equipo de Soporte y Control de Síntomas de la Clínica Universidad de Navarra en su sede de Madrid, cuidamos de ella durante cinco meses. Mientras vivía, nos enseñó con su sufrimiento y su confianza que el cuidado va más allá de la técnica y precisa un seguimiento minucioso, la eficacia en el tratamiento, una mirada amable, esperanzas y sonrisas.

Salud
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