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El desconocido mundo de la ambulancia (más allá de conductores 'temerarios')
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'¿Qué me pasa doctor?'

El desconocido mundo de la ambulancia (más allá de conductores 'temerarios')

La población general ignora el trabajo y todo lo que hacen los profesionales dentro de estos vehículos de atención sanitaria. Aunque parezca mentira, el desconocimiento también llega a algunos médicos. Permítanme calificar algunos conceptos

Foto: Un equipo de sanitarios recibe a una paciente. (Foto: Efe/ Luis Ejido)
Un equipo de sanitarios recibe a una paciente. (Foto: Efe/ Luis Ejido)

El pasado lunes día 27 de mayo se ha celebrado el Día Internacional de las Urgencias y Emergencias. Una excusa perfecta para hablar sobre las ambulancias por dos motivos fundamentales: en primer lugar, porque existe un gran desconocimiento sobre ellas por parte de la sociedad. En el imaginario popular se creen historias y falsos mitos que desvirtúan el excelente servicio de emergencias que tenemos, así como la profesionalidad de sus miembros. En segundo lugar, como profesional médico, me sorprende que haya un gran porcentaje de profesionales sanitarios que desconocen el funcionamiento de las emergencias extrahospitalarias y la labor asistencial que realizan. Además, me parece imprescindible que un profesional de la medicina incluya en su formación rotaciones en una ambulancia medicalizada.

Si me permiten, analicemos estas cuestiones de manera más pormenorizada.

Hay muchos mitos sobre las ambulancias: ponen la sirena para saltarse los semáforos, están mal aparcadas porque están tomando café o siempre hay un médico en el equipo

Es frecuente que los ciudadanos piensen que las ambulancias ponen las sirenas para saltarse los semáforos, o para circular en sentido contrario cuando hay un atasco monumental. Se suele pensar, incluso, en esos casos, que "son unos jetas; seguro que no llevan a nadie". También molestan cuando están mal aparcadas en la acera ("seguro que están tomando café"), cuando, en realidad, han dejado el vehículo donde han podido y están intentando salvar la vida a alguien. También existe la creencia popular de que en todas ellas siempre viene un médico, o que en cuanto llegue la ambulancia ya estará todo arreglado y el paciente se salvará seguro.

Todas las ambulancias no son iguales

No podemos culpar a la sociedad del desconocimiento de estos temas si nunca se han hecho campañas de concienciación ciudadana (tampoco vamos a pedir peras al olmo cuando no se destinan recursos en algo tan sencillo como es la formación sobre la reanimación cardiopulmonar básica en los colegios). La realidad es que el ciudadano no sabe que las ambulancias no son todas iguales. Por ejemplo: hay unas que sirven para el traslado de pacientes (a su domicilio o a otros centros), y hay otras que están equipadas para el tratamiento de situaciones emergentes de salud. Dentro de estas últimas distinguimos las de soporte vital avanzado (también conocidas como UVI móvil), que tienen una dotación consistente en un médico, una enfermera y (dependiendo de las comunidades) uno o dos técnicos sanitarios (de los que más tarde hablaré).

placeholder Una UVI móvil en la calle Facetos de Oviedo. (Foto: EFE/Eloy Alonso)
Una UVI móvil en la calle Facetos de Oviedo. (Foto: EFE/Eloy Alonso)

Otra modalidad son las llamadas de soporte vital básico, en las que no viaja un médico, pero sí personal sanitario que está cualificado para resolver situaciones agudas que no requieren de un recurso más sofisticado, como puede ser la UVI móvil.

A veces se leen titulares como: "Si no hubiera tardado tanto la ambulancia se hubiera salvado". Se pueden ver en algunos periódicos (la mayor parte, sensacionalistas), y hacen mucho daño a un colectivo cuyo trabajo consiste en salvarnos cuando todo está perdido. No niego que la ambulancia pueda tardar en llegar y que cuando lo haga, la situación sea irreversible y el desenlace fatal, pero, ¿cómo pueden tener la certeza quienes defienden tal titular, que si hubiera llegado antes el sujeto se salvaba seguro? El equipo de la UVI móvil que acude a los avisos no son los causantes de las enfermedades y/o desgracias de quienes han pedido auxilio.

Foto: Imagen de archivo del traslado de un paciente al hospital vizcaíno de Cruces. (EFE/Luis Tejido)

La sociedad ha de comprender (y este es un error común debido a la falta de información poblacional), que no puede haber una ambulancia aparcada en la puerta de cada uno de nuestros domicilios, ni que podemos exigir que llegue de manera instantánea, por muy grave que sea la situación que se esté produciendo. ¿Recuerdan cómo se colapsaron todos los servicios por la alta demanda de pacientes con problemas respiratorios durante la pandemia? Todo el mundo, de repente, se puso malo y no había respiradores para todos. Algunos clamaron por la falta de recursos y de previsión.

Pues bien, sepan que los recursos sanitarios son limitados y que no podemos tener un ejército de profesionales en la reserva, y/o cientos de hospitales equipados, pero cerrados a cal y canto, a la espera de una pandemia. No hay economía que resista, ni la habrá. Al igual que sucede con la mayoría de nuestras finanzas domésticas, los países viven el día a día. Y más lo harán teniendo en cuenta que cada vez vivimos más y los recursos son finitos.

Uso abusivo

Bien, extrapolando el ejemplo anterior, con las emergencias extrahospitalarias pasa lo mismo: no podemos tener una flota de ambulancias en standby para solventar todas las circunstancias posibles en cada una de las poblaciones de nuestro territorio. ¿Qué hacemos entonces? Pues algo tan sencillo como importante: hemos de concienciar a la ciudadanía.

Es habitual que acudas a un aviso y descubras que te han movilizado para una situación banal y que hubiera bastado con utilizar el vehículo propio para desplazarse a las urgencias

Las ambulancias no pueden ser utilizadas a la ligera. Cuando trabajas en emergencias, es habitual que acudas a un aviso y descubras que te han movilizado para una situación banal, y que no era necesario haber llamado a emergencias. Que con haber utilizado el vehículo propio para desplazarse a las urgencias del hospital más cercano hubiese sido suficiente.

En estos casos, intentas explicar a quien ha generado el aviso la importancia de todo lo anterior (para que no se repita en otras ocasiones), y es frecuente (y doloroso) que el interpelado te responda con frases como: "yo también tengo derecho porque pago mi contribución", o peor, "tu obligación es venir cuando te llamo porque tu sueldo sale de mis impuestos". En efecto, él paga sus impuestos (o eso damos por supuesto), y tiene todo el derecho a utilizar el servicio de emergencias, pero no a utilizarlos de manera inadecuada. De lo contrario, sin querer, pone en peligro a otra persona, porque, cuando alguien demanda una UVI móvil sin necesidad, está queda bloqueada cuando se podía haber utilizado otro recurso menos sofisticado. Y en ese mismo momento cualquier persona puede entrar en parada cardiaca y la UVI móvil no está libre.

placeholder Un profesional atiende las llamadas a los centros de emergencias sanitarias (Foto: iStock)
Un profesional atiende las llamadas a los centros de emergencias sanitarias (Foto: iStock)

Para que esto no suceda, cada llamada al servicio de emergencias es recibida por un profesional que hace preguntas cruciales para determinar la gravedad de lo que está pasando. Es habitual que la gente se queje porque lo que quiere es que la ambulancia llegue ya, y no que le pregunten por cosas que no parecen apropiadas en momentos tan críticos. Sin embargo, ese denominado triaje telefónico es fundamental para decidir qué ambulancia es la más apropiada enviar. Si alguna vez les sucede, respondan pacientes a todas las preguntas e indicaciones, puesto que aumentan las probabilidades de supervivencia de quien está en situación muy delicada: además de darle instrucciones que pueden ser cruciales, se podrán gestionar los recursos de la manera más eficiente.

Rotación por emergencias extrahospitalarias

El mundo de la ambulancia es también desconocido para la mayoría del personal sanitario, por increíble que parezca. Como ya tengo algunos años de profesión, suelo recomendar a los médicos en formación que roten un mes por los servicios de emergencia extrahospitalaria. Alguno escucha este consejo y lo toma como si fuera la clásica batallita del médico veterano, pero sigo pensando que debería ser obligatorio en la formación de determinadas especialidades.

Trabajar en la ambulancia agudiza el ingenio. En la ambulancia no hay escáner, radiografía ni laboratorio

Trabajar en la ambulancia te agudiza el ingenio. Hoy en día la medicina se apoya cada vez más en las pruebas de imagen y, poco a poco se está perdiendo las antiguas artes: exploración pormenorizada del paciente y elaboración de hipótesis diagnóstica. En la ambulancia no hay escáner, ni radiografía, ni laboratorio. Tampoco tienes un especialista en concreto a quien consultar. Eres el único médico en cien metros a la redonda y tienes que actuar rápido si quieres salvar al paciente. Tienes que apoyarte en tus conocimientos, tu ingenio y tu experiencia. La exposición profesional es tan grande, que te curte como médico para el resto de tu vida. No es lo mismo tener que hacer una reanimación en la calle con todo nevado, o en la playa bajo un sol abrasador, que en un hospital donde la temperatura siempre es la misma y dispones de techo, luz potente y toda la ayuda posible a tu disposición.

Foto: La reanimación cardiopulmonar (RCP) se puede usar para tratar de reiniciar el corazón de alguien si este se ha detenido.

Otra cosa que aprendes en una ambulancia es el trabajo en equipo. Durante tu turno, trabajas estrechamente con otros profesionales que acabas de conocer, o con los que has tenido alguna discusión. Cuando eso pasa en un hospital te vas a otra dependencia y te olvidas del asunto, pero en la ambulancia no puedes. De hecho, es posible que tengas que batirte el cobre en una reanimación difícil con ese compañero con el que no tienes mucha confianza. En la ambulancia las diferencias se diluyen gracias a que existe un fin común prioritario. Es en ese momento cuando te das cuenta de que el trabajo en equipo es crucial para que el resultado final sea lo más satisfactorio posible.

Un baño de realidad social

Quien trabaja en una ambulancia suele ser de otra pasta: altruista, con gran calidad humana y con cuajo para aguantar situaciones inimaginables. La figura del TES (Técnico en Emergencias Sanitarias) es muy importante. Otro gran desconocido. Tiene muchas capacitaciones sanitarias que son desconocidas incluso para el personal sanitario de los hospitales. Y no. No sólo conduce la ambulancia, sino que su labor resulta fundamental en todas las situaciones en las que una ambulancia es requerida.

placeholder La atención sanitaria en los domicilios revela las desigualdades sociales (Foto: iStock)
La atención sanitaria en los domicilios revela las desigualdades sociales (Foto: iStock)

No es inusual que la gente deje este trabajo, asqueado por las desigualdades sociales que aún existen. Cuando te llaman a un domicilio por una parada entras en el corazón de una familia que no espera visita. Es ahí donde ves cómo la gente vive en realidad (y, les aseguro, aún hay mucha pobreza). Te reciben con caras de angustia; solo quieren que salves a su familiar, a quien han visto desplomarse sin vida. Y, a pesar de tus esfuerzos, a veces no consigues devolverle a la vida. Llega entonces un momento difícil: la comunicación de las malas noticias, algo a lo que ningún médico se acostumbra, pero que acaba mecanizando.

En la ambulancia la comunicación del fallecimiento de un paciente es muy directa y muy dura, puesto que muchas veces los familiares han presenciado toda la reanimación

En la ambulancia la comunicación del fallecimiento de un paciente es muy directa y muy dura, puesto que muchas veces los familiares han presenciado toda la reanimación. Y eso es algo muy duro de ver. También estas situaciones te forman como profesional.

Tuve la oportunidad de trabajar casi dos años en emergencias extrahospitalarias. Mi experiencia fue muy intensa. Viví momentos gratos y otros tantos que me hicieron dudar de la humanidad en general y de nuestra sociedad, muchas veces hipócrita. Fruto de la convivencia con todos aquellos que se dedican profesionalmente al mundo de las emergencias hoy en día, publiqué hace unos años una novela de la que me siento muy orgulloso. Fue mi pequeño homenaje a todos quienes trabajan en las ambulancias y que me enseñaron mucho de lo que hoy sé como profesional.

Espero que nunca necesiten una, pero tengan la seguridad de que si ese día llega, quienes acudan darán todo lo que tienen dentro para intentar salvarles. Porque son profesionales y de los buenos. Y adoran su trabajo.

Que se mejoren.

El pasado lunes día 27 de mayo se ha celebrado el Día Internacional de las Urgencias y Emergencias. Una excusa perfecta para hablar sobre las ambulancias por dos motivos fundamentales: en primer lugar, porque existe un gran desconocimiento sobre ellas por parte de la sociedad. En el imaginario popular se creen historias y falsos mitos que desvirtúan el excelente servicio de emergencias que tenemos, así como la profesionalidad de sus miembros. En segundo lugar, como profesional médico, me sorprende que haya un gran porcentaje de profesionales sanitarios que desconocen el funcionamiento de las emergencias extrahospitalarias y la labor asistencial que realizan. Además, me parece imprescindible que un profesional de la medicina incluya en su formación rotaciones en una ambulancia medicalizada.

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