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Historias de quirófano VI: ¿Para qué sirven los congresos médicos?
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¿Qué me pasa doctor?

Historias de quirófano VI: ¿Para qué sirven los congresos médicos?

Al ser un mundo desconocido, el quirófano es fuente de tópicos, leyendas y elucubraciones. Solo los que trabajamos en él sabemos lo que pasa dentro

Foto: Asistentes a un congreso sobre hipertensión pulmonar, en Barcelona. (EFE)
Asistentes a un congreso sobre hipertensión pulmonar, en Barcelona. (EFE)

¡Me voy de congreso! Esta semana estamos celebrando el vigésimo séptimo congreso nacional de cirugía cardiaca. Es un buen momento para repasar los motivos por el cual se celebran —que no es solo para hablar de enfermedades—. Hay quien piensa que los cirujanos se van a este tipo de eventos de parranda, y algunos, menos puntillosos —pero también suspicaces—, no se creen que nos reunamos durante días para seguir hablando de cirugías. Pues sí, señores, a los congresos vamos a trabajar, pero también a relacionarnos profesionalmente.

La ciencia y la medicina no tienen barreras y el conocimiento debe compartirse

El principal objetivo de un congreso médico es la actualización de sus profesionales. Es muy importante que el especialista sepa las novedades que surgen en su mundo, y que conozca lo que los otros hacen en otros hospitales, así como sus resultados. La ciencia y la medicina no tienen barreras y el conocimiento debe compartirse con los compañeros. Hace 30 años operar al corazón a alguien de más de 80 años parecía una locura. Hoy en día es algo normal, y en la mayor parte de los casos, los resultados son excelentes —casi todos se van a su casa felices y con una calidad de vida mejorada—. Todo esto es resultado de la innovación en las técnicas, y también del intercambio de información entre todos los cirujanos. Nos debemos a nuestros pacientes, y los congresos nos permiten la estandarización de los procedimientos que hacemos a diario.

Intercambio de información

La información sobre las técnicas quirúrgicas se comparte a través de los artículos científicos, pero también en los congresos. Tengan en cuenta que la cirugía es una ciencia en constante evolución a la búsqueda de nuevas técnicas que sean más efectivas y menos invasivas para el paciente. Un congreso es el escaparate ideal para explicar tus resultados y tus avances al resto de la comunidad. Por un lado, enseñas a los otros cirujanos un camino a seguir y, por otro, y no menos importante, tu prestigio aumenta.

placeholder Cirugía cardiaca pediátrica (iStock)
Cirugía cardiaca pediátrica (iStock)

También puede pasar que un centro utilice una técnica determinada un tiempo y descubra que no es todo lo satisfactoria que debiera. ¿Ha de optar por no compartir sus resultados? De ningún modo: debe hacerlo, tal y como cualquier profesional que se precie haría. No somos ninguna multinacional con miedo al espionaje industrial o a que nuestras acciones caigan en picado. Contar a tus compañeros que, en tu experiencia, tal procedimiento no es útil, es una obligación moral. Porque los congresos son para hablar de los éxitos, pero también para hablar de los fracasos. No es una ceremonia de los Oscar donde se galardona al cirujano más rápido o más productivo, sino una reunión donde reina la transparencia y la camaradería.

Te das cuenta de que tu profesión es igual de complicada para todos, lo que te hace más fuerte

"La honradez mantiene a raya el ego del cirujano". Son palabras del Dr. Frederic Larsan, las cuales, suscribo. Cuando en un congreso escuchas los resultados de tus compañeros, te das cuenta de que ellos también tienen las mimas dificultades que tú. Sufren, también, en el día a día y, de vez en cuando, también se les tuercen las cosas como te pasa a ti. Es una sensación positiva para el profesional. Pero no es positivo porque pensemos que: "mal de muchos es consuelo de tontos", sino porque te das cuenta de que tu profesión es igual de complicada para todos. Esta sensación te hace más fuerte y te genera más ganas de seguir adelante. Porque el primer paso para mejorar es reconocer el error y el segundo, evitar que vuelva a suceder.

Foto: Un equipo de cirugía durante un trasplante. (EFE/Salas)
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No recuerdo un congreso en el que no haya sentido una sensación de positividad y de reafirmación de mis convicciones como cirujano. No se trata solo de escuchar en un auditorio las ponencias de tus compañeros. También hay otra forma de congreso, más distendida, que sucede en los corrillos que se forman en los pasillos, o en los intervalos de las exposiciones mientras tomas café. Son momentos únicos, que te permiten saludar a antiguos compañeros. A algunos los conoces en persona ese día y descubres desde el primer instante que comparten contigo la misma manera de entender la especialidad.

Sucede, a veces, que de una conversación banal aprendes algunas técnicas que no sabías y que pasas a aplicar en tu día a día con un gran resultado. Estas charlas fuera de la sala de congresos, más relajadas, permiten más cercanía entre profesionales y suelen acabar en una amistad que perdura en el tiempo. Si estás interesado en una técnica quirúrgica en concreto que se realiza en un hospital determinado, aprovechas para preguntar si les puedes visitar para aprenderla. Suelen aceptar de buen grado, porque no hay nada mejor que recibir a alguien en tu casa que acude con interés a ver cómo lo haces.

Oportunidades laborales

Nuestros congresos son muy útiles, también, para encontrar trabajo. Por ejemplo, los cirujanos residentes que están a punto de acabar, pululan por los corrillos de los congresos y se mezclan con cirujanos más veteranos, donde siempre está algún jefe que pueda estar necesitado de alguna incorporación en los próximos tiempos —algún cirujano de su servicio que esté a punto de jubilares, por ejemplo—. Meten la cabeza, opinan, se hacen visibles, con el noble propósito de darse a conocer en la comunidad. Los veteranos percibimos ese interés —no en vano, nos hemos visto en esa tesitura antes—, y tomamos nota mental de los perfiles porque siempre hay que tener presente que alguien te va a sustituir algún día.

placeholder En las reuniones de médicos pueden surgir oportunidades laborales. (iStock)
En las reuniones de médicos pueden surgir oportunidades laborales. (iStock)

Para los residentes los congresos son muy importantes. En una fase de tu vida en la que estás en formación y la duda profesional todavía te sigue como tu propia sombra, la posibilidad de confraternizar con otros residentes resulta positiva para reafirmarte en tu decisión. Ellos se comparan, se cuentan cómo les va y se enteran de las perspectivas de futuro laboral. También aprenden mucho con las ponencias, puesto que hay mucha teoría que deben asimilar. Y no podemos olvidar que, en los congresos, es donde el residente debuta con las presentaciones ante el resto de colegas. Es frecuente que sea la primera vez que el joven aprendiz se enfrenta a una audiencia que parece dispuesta a cuestionar sus inexpertas palabras. Pero, nada más lejos de la realidad: además de que es ley de vida, los cirujanos veteranos entendemos que deben enfrentarse a ello, puesto que forma parte de la profesión hacerlo por primera vez.

Foto: Charles Lindbergh fue el primer piloto en cruzar el Atlántico sin paradas y en solitario. (iStock)

Alrededor de los años sesenta, unos pocos cirujanos que operaban corazones en España, llenos de ilusión, crearon una asociación y diseñaron el primer Congreso de Cirugía Cardiaca, mientras compartían una cena de confraternización. Su primer presidente fue el Dr. Gregorio Rábago, quien había pasado a la posteridad por ser el primer cirujano que realizó una intervención cardiaca en España.

Mucho tiempo después las cosas han cambiado, pero para bien. Ahora somos casi 60 centros de cirugía cardiaca distribuidos por la geografía nacional con capacidad de intervenir al corazón a todos aquellos que lo necesitan. Cada dos años nos juntamos en nuestro congreso, y nos encontramos todos, un poco más mayores, con más canas y más dolores de espalda, pero con el convencimiento de que somos privilegiados por trabajar en lo que nos gusta. Durante los días que dura el evento, nos reunimos para cenar como hicieron nuestros pioneros previamente. Compartimos anécdotas vitales, y nos relajamos, pero, créanme, son ágapes en los que también tienen cabida la ciencia y la medicina —les aseguro que es imposible que dos cirujanos se junten y que no empiecen a hablar de cirugías a los diez minutos de sentarse a la mesa—.

Quizá un día desaparezcan los congresos reales y asistamos a convenciones virtuales donde avatares de cirujanos serán los ponentes

Por culpa de la pandemia, hoy en día las reuniones de trabajo presenciales se han transformado en aburridas (e impersonales) sesiones realizadas mediante plataformas digitales. Esta tendencia también ha alcanzado a nuestros congresos y reuniones, los cuales, cada vez, son menos numerosos. Se está perdiendo la asistencia presencial y caminamos a un futuro más aséptico y despersonalizado.

Quizás llegue el día que desaparezcan por completo los congresos reales, y asistamos a convenciones virtuales donde avatares de cirujanos serán los ponentes, y los asistentes, también virtuales, escucharán las explicaciones cómodamente espatarrados en un sofá, sin necesidad de tener que salir de casa. Aunque hay que adaptarse a los tiempos, da pena que se pierdan algunas costumbres tan genuinas para nuestra profesión. Lo que está claro es que la tecnología es capaz, al mismo tiempo, de globalizar el colectivo y aislar al individuo. Hasta entonces, larga vida a los congresos.

Seguiremos informando.

¡Me voy de congreso! Esta semana estamos celebrando el vigésimo séptimo congreso nacional de cirugía cardiaca. Es un buen momento para repasar los motivos por el cual se celebran —que no es solo para hablar de enfermedades—. Hay quien piensa que los cirujanos se van a este tipo de eventos de parranda, y algunos, menos puntillosos —pero también suspicaces—, no se creen que nos reunamos durante días para seguir hablando de cirugías. Pues sí, señores, a los congresos vamos a trabajar, pero también a relacionarnos profesionalmente.

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