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Cinco años en la cuenta bancaria del Dr. ▇▇▇▇▇, médico de élite en la pública
  1. Bienestar
LA RELACIÓN MÉDICO-INDUSTRIA

Cinco años en la cuenta bancaria del Dr. ▇▇▇▇▇, médico de élite en la pública

Un descuido expuso las cuentas de un alto cargo en un hospital público: más de 100.000€ al año en pagos de la industria farmacéutica. España es uno de los países donde más dinero reciben

Foto: Ilustración: Sofía Sisqués
Ilustración: Sofía Sisqués

El doctor ▇▇▇▇▇ es jefe del servicio de Cardiología en el hospital público de ▇▇▇▇▇. En sus muchos años de servicio, este cardiólogo ha prolongado —cuando no salvado— la vida de miles de pacientes, ha publicado en las principales revistas médicas y es cabeza de cartel en cualquier congreso nacional e internacional. Su currículum vitae es intachable, al igual que su compromiso con la sanidad pública y con la formación de los médicos del futuro desde su puesto de catedrático de universidad. En España debe haber, a lo sumo, unas treinta personas a su nivel, es claramente parte de la élite nacional y europea en su ámbito. Sin embargo, este médico tiene un problema.

Un día, sobre una mesa cualquiera de un despacho del hospital, apareció una documentación comprometida. La primera persona que vio, por casualidad, esos folios no daba crédito. Nadie sabe cómo llegaron hasta ahí. Los documentos detallaban cuatro años (2018, 2019, 2021 y 2022) en los extractos de la cuenta corriente del doctor ▇▇▇▇▇. Los ingresos, que contenían algunas anotaciones manuscritas, revelaban los pagos realizados por compañías farmacéuticas que el cardiólogo había recibido al margen de su actividad principal como jefe de servicio y profesor universitario. Lo que en el argot de la industria se conoce como transferencias de valor.

Los ingresos revelaban los pagos realizados por las empresas farmacéuticas al margen de su actividad principal

Algunos trabajadores del hospital, impactados por esta revelación, pensaron que sería buena idea filtrar toda esta información a la prensa. Los documentos llegaron un día de comienzos de este año en un sobre sin remitente a la redacción de El Confidencial. El origen de estos ingresos era, desde luego, un material periodístico de primera, ya que permite explicar cómo hace —de verdad— dinero un médico de élite en España. Aunque la industria farmacéutica lleva varios años impulsando su transparencia y publicando anualmente los pagos que realizan a profesionales o sociedades médicas, las cuentas bancarias del cardiólogo revelan una historia mucho más compleja, llena de detalles hasta ahora desconocidos sobre las relaciones entre las compañías y los empleados de la sanidad pública.

No obstante, revelar la identidad de este prestigioso miembro de la comunidad médica nos generaba un conflicto, en tanto que todo lo que hace puede estar, en principio, dentro de la legalidad. Poner sobre él un foco significaría apartarlo de nuestro verdadero objetivo: el sistema que lo permite y las consecuencias que conlleva.

Por eso hemos decidido preservar celosamente la identidad del doctor ▇▇▇▇▇ y anonimizar tanto sus apellidos como cualquier detalle biográfico o geográfico que facilite su identificación al lector. Al final, aunque de forma involuntaria, es nuestra mejor fuente para explicar, con pelos y señales, cuánto dinero puede ganar un médico de élite en la sanidad pública al margen de sus retribuciones oficiales. Eso sí, todas las cantidades, conceptos y pagadores son absolutamente reales.

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España, un caso singular

Que las farmacéuticas financien la formación de los médicos es algo totalmente normalizado. En otros países, también son invitados a congresos donde los gastos de viaje, hotel o inscripción corren a cargo de Big Pharma, felices de exponer sus últimos hallazgos a los profesionales. Sin embargo, al tratar de comparar la situación entre países, los médicos españoles siempre han resultado especialmente destacados a la hora de aceptar estos pagos en especie.

James Larkin, investigador en el Real Colegio de Cirujanos de Irlanda especializado en conflictos de interés, capitaneó en 2021 un esfuerzo con académicos de toda Europa que apareció publicado en la revista Health Policy. Analizaron las transferencias de valor de farmacéuticas a médicos en siete países europeos y encontraron que eran "sustancialmente mayores" en España y que además, los datos de estos pagos en nuestro país "eran notablemente difíciles de encontrar".

La Fundación Civio ha publicado en los últimos años varias investigaciones sobre las transferencias de valor y encontraron, por ejemplo, que 18 médicos recibieron más de 50.000 euros al año de una sola empresa farmacéutica. Varios de ellos superaron los 150.000 euros en transferencias. Ángela Bernardo, subdirectora de la fundación y gran especialista en el tema, indica que "en España hablamos de grandes cantidades de dinero". Una de sus investigaciones por ejemplo, desveló que en 2016 la industria farmacéutica "abonó 181 millones de euros a profesionales sanitarios entre pagos directos —honorarios por servicios— y pagos indirectos —viajes, inscripciones a congresos— frente a los 109 millones en Alemania y los 58 millones en Reino Unido".

No es que exista una cantidad orientativa, pero algunos trabajos sugieren a las empresas que, para limitar el riesgo de un posible conflicto de interés que pueda poner en duda la independencia de los profesionales sanitarios, limiten los pagos a en torno al 5% de sus ingresos anuales. En el caso del doctor ▇▇▇▇▇, incluso contando con unos ingresos anuales de algo más de 100.000 euros por sus dos ocupaciones principales, habría hasta cinco compañías distintas superando ese umbral ético de 5.000 euros: Boehringer Ingelheim, Sanofi, Bayer, Les Laboratoires Servier y Novartis.

Encontraron que los pagos a médicos en España eran "sustancialmente mayores" y "notablemente difíciles de encontrar"

Se ha especulado mucho sobre las razones por las que el dinero per cápita que recibe cada médico es mucho mayor en España. Los médicos han señalado tradicionalmente el agravio comparativo en sus salarios con sus homólogos en otros países, y una teoría es que la industria podría estar llenando ese hueco, un país con sanidad pública de calidad y bajos ingresos sería idóneo para introducir algunas de sus innovaciones terapéuticas; de hecho, España es actualmente el país europeo con una mayor participación en ensayos clínicos de nuevos medicamentos, por delante de Francia o Alemania.

Para el irlandés, otra interpretación que les surgió "es que las actividades de marketing por parte de la industria podían ser especialmente prominentes en España", dice Larkin, que pone en duda que los pagos en España puedan ser mayores por el hecho de que, a diferencia de otros países, se publique el 100% de las transferencias. "No tengo razones para pensar que exista una fuerte cultura de la transparencia por parte de la industria en España", añade.

España era el segundo país donde los médicos ingresaban más dinero per cápita, solo por detrás de Suiza

"Según las fuentes que consultamos", indica Bernardo, "el hecho de que recibas grandes sumas de dinero de un determinado fabricante puede afectar a la imparcialidad con la que ves sus productos". En otra investigación revelaron que "dos de los profesionales sanitarios que más dinero recibían de una sola farmacéutica defendían terapias de esa misma compañía, que habían sido cuestionadas por parte de otros especialistas por su utilidad real y por su coste".

En marzo de 2024, otro estudio analizaba los pagos de las empresas de tecnología sanitaria —fabricantes desde máquinas de rayos X hasta marcapasos— en varios países y España era el 2º donde los médicos ingresaban más dinero per cápita, solo por detrás de Suiza, un país con un alto nivel de renta y que además es sede global de investigación y manufactura farmacéutica.

Larkin destaca también el rol de las organizaciones sanitarias en la captación y reparto de estos fondos procedentes de la industria. "En España recibieron más de 85 millones de euros", entre 2017 y 2019. "Un 20,2% de todos los pagos". El investigador irlandés señala que, entre las diez mayores organizaciones receptoras analizadas en su estudio, "seis son españolas".

La cantidad entra dentro de los márgenes que maneja Farmaindustria. En su informe más reciente, las empresas farmacéuticas adheridas al código de transparencia informaban que, de los 132 millones invertidos en 2022, un 32% fue a organizaciones sanitarias y el resto (92 millones) a profesionales individuales. El año anterior, aún bajo los efectos de la pandemia, las organizaciones captaron mediante donaciones el 13% de los 90 millones invertidos.

Transferencias de valor

Según el boletín oficial de la comunidad en la que ejerce el doctor ▇▇▇▇▇, su puesto de trabajo recibe una retribución mensual neta de casi 4.900 euros. A eso hay que sumarle otros 3.500 euros de su sueldo como catedrático, ya que imparte hasta cinco asignaturas en una universidad pública.

Son dos buenos sueldos para dos trabajos que exigen una dedicación absoluta. Su capacidad de compaginarlos no solo pone a prueba la resistencia humana, sino que reporta a ▇▇▇▇▇ alrededor de 8.400 euros mensualmente, pagas extra y complementos (trienios, carrera profesional) aparte.

Según comprobaron sus compañeros, hay meses del año en los que otras actividades profesionales resultan más lucrativas

Sin embargo, hay muchos meses al año en los que sus otras actividades profesionales resultan aún más lucrativas, según pudieron descubrir aquellos sanitarios que, perplejos, ojearon la documentación olvidada sobre aquella mesa del hospital. En un mes cualquiera de 2022, por ejemplo, este cardiólogo recibió pagos por valor de hasta 16.583 euros desde farmacéuticas como Novartis, Novo Nordisk o Tecnofarma y desde varias organizaciones sanitarias.

En total, en los años recogidos en esos documentos bancarios —no había nada de 2020— el médico ingresó en su cuenta 532.404 euros por estos emolumentos al margen de sus actividades principales.

Hace diez años, la industria farmacéutica española se acogió al código de transparencia europeo (EFPIA) y sus miembros publican anualmente el dinero que ingresan a profesionales o sociedades sanitarias. Bajo el paraguas de las transferencias de valor caben muchos conceptos, desde los gastos de asistencia a un congreso a la coordinación de un ensayo clínico. Según varios análisis internacionales, España tiene una cosa positiva y una negativa en cuanto a la transparencia de la industria farmacéutica: lo bueno es que suelen publicar el 100% de los pagos (otros países como Austria apenas revelan el 20% de las transferencias de valor) y lo malo es que las empresas ponen endiabladamente difícil encontrar estos registros y los publican en formatos que dificultan su consulta.

"No podemos dejar las reglas de juego solo en manos de la propia industria", dice Bernardo. La normativa sanitaria contempla que la publicidad de estas transferencias se regule por parte de lo público, pero la elaboración de un reglamento específico está pendiente desde 2015.

Por ello, hasta ahora, pensábamos que lo que reportaba la industria era todo lo que había. Sin embargo, los extractos bancarios del doctor ▇▇▇▇▇ demuestran que este ejercicio de transparencia, aunque valioso, no muestra todos los árboles del bosque. Por ejemplo, este cardiólogo recibía a menudo transferencias de grandes compañías farmacéuticas a través de sus filiales en México, Oriente Medio o por medio de una central de pagos establecida en Luxemburgo. Como buen médico de élite, ▇▇▇▇▇ participa recurrentemente en eventos patrocinados en el extranjero, avalando con su prestigio el fármaco y, de paso, cobrando por ello. Estos pagos no suelen dejar rastro en los registros de transparencia.

"Muchos de los pagos a médicos están ocultos tras delegaciones extranjeras: varios de los mayores receptores de pagos estaban en tax havens como Suiza, pero al observar sus actividades vimos que estaban operando en muchos otros países", añade Larkin.

Lo mismo sucede con los pagos recibidos desde sociedades médicas y fundaciones, que hacen como intermediarias del dinero de la industria a los doctores. Son dos elementos clave para entender los emolumentos del doctor ▇▇▇▇▇.

Las fundaciones

En primer lugar, la industria financia a cardiólogos como él de varias formas. Una de las más comunes es a través de los ensayos clínicos, donde un jefe de servicio coordina los esfuerzos para probar la efectividad o seguridad de un nuevo tratamiento. Sin embargo, esto no siempre se hace de forma transparente. El hospital del doctor ▇▇▇▇▇, como casi todos ya en España, está gestionado bajo la figura de una fundación para la investigación hospitalaria —a veces usan Biomédica, otras veces Sanitaria— y en los documentos hallados sobre la mesa del hospital, algunos compañeros descubrieron numerosos pagos de la Fundación más allá del salario mensual.

"Las fundaciones se crearon con el objetivo de facilitar la gestión de los fondos de investigación en un hospital, que requiere mayor flexibilidad que la gestión de otras partidas", explicaba a este periódico el oncólogo molecular Juan Ángel Fresno, del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz y expresidente de la Asociación Nacional de Investigadores Hospitalarios.

"Los institutos de investigación de los hospitales son el futuro, ahí es donde van los ensayos clínicos", opina Emilio, cardiólogo con décadas de experiencia en un hospital público a varios cientos de kilómetros, sin relación alguna con este caso, pero decidido a contar —a cambio de su anonimato parcial— cómo funciona el sistema. "Las fundaciones son el presente, que hasta ahora han creado una capa de opacidad: las farmacéuticas pueden ingresar ahí el dinero como donación y, por otro lado, la fundación se acoge a las leyes de mecenazgo que le permiten quedarse con un porcentaje, que dedican a patronos, reuniones y demás".

Una empleada del hospital del doctor ▇▇▇▇▇ confirma que "los ensayos de investigación se cobran a través de la fundación, quien se queda un 30% del dinero, pero entiendo que eso es legal".

Todo es perfectamente legal. Es más, se podría decir que el sistema está construido sobre estos pilares.

"Los ensayos se cobran a través de la fundación, que se queda un 30% del dinero, entiendo que es legal"

"Es un círculo cerrado", resume Emilio. "En mi hospital tienen, por ejemplo, a dos en hemodinámica con contratos de fidelización", contratos de hasta tres años que se ofrecen a los MIR tras su etapa de residente, "el 50% del tiempo, esos médicos no están haciendo actividad asistencial, sino que se dedican a quemarse las pestañas con un trabajo calificado como investigación, pero notablemente ineficiente: revisar historias clínicas para rellenar bases de datos", y pone como ejemplo: "buscan activamente un paciente diabético de edad determinada, para ver si encaja en el perfil de mercado de tal o cual estudio, o si tiene lesión de arterias coronarias especial para otro estudio", explica este cardiólogo. "No tienen una actividad de investigación experimental o técnica, son fundamentalmente actividades de marketing, estudios observacionales de fármacos o dispositivos ya comercializados".

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Ese ingrato trabajo para los especialistas más jóvenes cristaliza en una serie de artículos científicos, publicados en revistas médicas y que normalmente tienen a jefes de servicio como el doctor ▇▇▇▇▇ de investigador principal o I.P. "El I.P. es normalmente quien cobra a través de las fundaciones porque es el que más sabe", expone Emilio, "¿es el que más ha trabajado en el artículo o el ensayo clínico? En absoluto, pero es el que firma, y figura en tres o cuatro papers al año con decenas de autores de otros centros; así, en unos diez años, puedes ser catedrático en el sistema universitario español, acreditado por la ANECA".

Los cursos y seminarios

Pero los ensayos clínicos, al final, son complicados. Para un médico de élite, el mayor margen de beneficio está en la docencia no reglada.

"Una de las formas más sencillas de justificar los pagos desde las farmacéuticas son cursos de formación", explica una empleada del hospital donde trabaja el doctor ▇▇▇▇▇, que pone como ejemplo uno que este cardiólogo organizó pocas semanas antes. Era un sábado por la mañana. "Había un catering para desayunar 60 personas, sin embargo, además de los ponentes y gente de las farmacéuticas, solo había cuatro médicos como asistentes". La asistencia no es obligatoria, aunque el médico habitualmente "inscribe a todos sus cardiólogos, a los residentes y a la gente que tiene contratada en investigación", afirma esta trabajadora. "Luego, las farmacéuticas pagan esas inscripciones al director del curso como si fuera un congreso de verdad".

Luego están los congresos de verdad. Para un cardiólogo de élite los hay a todos los niveles: autonómico, nacional e internacional. Por ejemplo, para un congreso internacional de cardiología que tuvo lugar hace unos años, ▇▇▇▇▇ tenía asegurada su participación en cuatro simposios. Uno lo pagó Boehringer, otro Novartis, otro Ferrer y el último, Novo Nordisk. Cobró entre 1.650 y 2.850 euros por cada uno.

La compañía danesa, por ejemplo, le financió también su participación en el congreso nacional, que se celebra cada año en octubre y en un congreso autonómico. Además, la SEC y otras organizaciones introdujeron hace años una novedad, los congresos virtuales. Durante la pandemia, este tipo de soluciones permitió a médicos e industria mantener la maquinaria del conocimiento —y la financiación— bien engrasada, pero ha seguido funcionando una vez se volvió a la presencialidad. Las cantidades que se mueven aquí son sensiblemente más bajas, pero el doctor ▇▇▇▇▇ podía llegar a ganar mil euros por participar en una mesa online.

Y por debajo de los congresos, hay una plétora de eventos. "En este sector en concreto es algo muy popular", dice Emilio "Muchas veces dicen que han ido a una reunión a trabajar, cuando lo que han hecho es ir a un hotel a cenar y dar una charla de diez minutos: diez minutos de formación en un entorno de hostelería, nada de sede académica, y a los cuatro que van allí a impartirla les pagan 500 ó 600 euros". La empresa farmacéutica que financia el evento paga el estipendio de los médicos de élite que imparten la docencia y la inscripción, cena y estancia en el hotel del resto de asistentes. A menudo emplean a alguna agencia de comunicación para organizar el sarao y pagar directamente a todo el mundo, por lo que el pago directo a esos médicos vuelve a quedar opacado.

"Muchas veces dicen que han ido a trabajar, cuando lo que han hecho es ir a un hotel a cenar y dar una charla de diez minutos"

Es decir, aunque en los registros bancarios de ▇▇▇▇▇ quienes aparecen como pagadores son empresas como Cuquerella Medical, Cariotipo MH5 o Fase 20, quienes realmente están detrás de la financiación de estas actividades son las propias farmacéuticas.

Tomemos como ejemplo las jornadas que organiza anualmente una asociación para la prevención del riesgo cardiovascular, en las que el cardiólogo participó hace unos años. Quien le pagó 680 euros por su participación fue Fase 20, una empresa organizadora de congresos que asume las labores de secretaría técnica para el evento. Pero quien realmente financió esa intervención fue Novartis. ¿Cómo podemos saberlo? Porque era la misma ponencia que este médico realizó en un congreso celebrado meses antes. También la repitió en otro evento, meses más tarde. En su ponencia, algunas de las diapositivas llevaban el logo de la farmacéutica suiza y el principal fármaco mencionado está fabricado por Novartis.

De nuevo, todo está reglado. En su código de transparencia, Novartis prevé este tipo de transferencias de valor a través de empresas organizadoras. Así, la farmacéutica paga a la sociedad médica que paga a la empresa de comunicación que paga al médico. Una matrioska de transferencias cuyo rastro finalmente es casi indetectable.

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"Un jefe de servicio está liberado asistencialmente, así que tienen 200 jornadas al año para hacer ese tipo de cosas", bromea Emilio.

Cuando se detectan, las irregularidades son despachadas como menores. Por ejemplo, es posible que no se declaren todos los conflictos de interés al publicar un artículo científico, o que no se hayan inscrito dentro del régimen de compatibilidad. Pero en una profesión donde la colusión entre lo público y lo privado es habitual, nadie pone el grito en el cielo por percibir 800 euros tras participar en un webinar. Incluso, aunque ese goteo de transferencias se acaben convirtiendo en casi medio millón de euros al cabo de cuatro años.

"Lo de las compatibilidades depende mucho de la comunidad autónoma", explica Emilio. En algunas CCAA, los jefes de servicio como ▇▇▇▇▇ están obligados a una dedicación exclusiva, algo que ha protagonizado varias causas judiciales. En las más restrictivas, como Asturias o Navarra, se les quita la mayor parte de un complemento específico de exclusividad, pero en otras comunidades este plus —de unos 900 euros mensuales— se cobra íntegramente, se trabaje o no en la empresa privada.

El doctor ▇▇▇▇▇ no es un caso aislado, ni tampoco especialmente prominente entre los empleados de la sanidad —y la universidad— pública financiados por la industria farmacéutica. Simplemente, es el único que ha tenido la mala suerte de que aparecieran sobre una mesa los papeles equivocados, un manual de instrucciones para descifrar el jeroglífico de las relaciones entre médicos e industria.

El doctor ▇▇▇▇▇ es jefe del servicio de Cardiología en el hospital público de ▇▇▇▇▇. En sus muchos años de servicio, este cardiólogo ha prolongado —cuando no salvado— la vida de miles de pacientes, ha publicado en las principales revistas médicas y es cabeza de cartel en cualquier congreso nacional e internacional. Su currículum vitae es intachable, al igual que su compromiso con la sanidad pública y con la formación de los médicos del futuro desde su puesto de catedrático de universidad. En España debe haber, a lo sumo, unas treinta personas a su nivel, es claramente parte de la élite nacional y europea en su ámbito. Sin embargo, este médico tiene un problema.

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