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Los deportes que pueden causarte problemas de espalda, explicados por un experto
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Los deportes que pueden causarte problemas de espalda, explicados por un experto

A partir de cierta edad, los deportes no deben practicarse de forma agresiva y las intensidades deben ser moderadas

Foto: Dolor de espalda. (iStock)
Dolor de espalda. (iStock)

La práctica de ejercicio, a través del deporte, junto con la dieta se han demostrado como factores muy importantes para preservar nuestra salud, retrasar la degeneración de nuestras articulaciones, mantener a raya la presión arterial, evitar los niveles altos de glucosa, mejorar nuestra autoestima y disminuir las probabilidades de sufrir un accidente cerebro vascular isquémico o hemorrágico o una lesión isquémica cardiaca.

Evidentemente, la práctica del ejercicio debe realizarse de forma controlada y debemos estar preparados y haber calentado previamente para no lesionarnos. A partir de cierta edad, los deportes no deben practicarse de forma agresiva y las intensidades deben de ser moderadas, sobre todo si no queremos sufrir una lesión de espalda. Nuestras columnas agradecen que mantengamos una actividad física frecuente y constante que puede empezar por desplazarnos caminando con frecuencia al trabajo o a realizar un recado.

La actividad muscular inducida a través del deporte evita tanto la degeneración discal como las hernias discales asociadas que, por el contrario, sí se han observado en astronautas sometidos a ingravidez durante periodos más o menos largos de tiempo. En un estudio publicado en 2023 se demostró que los astronautas presentan un riesgo superior de padecer dolor lumbar o una hernia discal hasta un año después de haber participado en una misión espacial. Se detecta en ellos una reducción del tono muscular paraespinal, una reducción de las curvas fisiológicas de la columna y una alteración del control motor espinal. Dado que no pueden sentarse en situaciones de gravedad, presentan con frecuencia atrofia del músculo psoas, lo que agrava su dolor lumbar tras la misión.

En otro estudio se valoró cómo la actividad e inactividad física afectaban a la degeneración discal medida en resonancia magnética. En el mismo participaron 385 individuos y fueron seguidos durante 14 años. Se dividieron en 3 grupos: los que hacían ejercicio de forma regular al menos una o dos horas por semana, los que hacían ejercicio de forma irregular durante una hora por semana y los que no hacían ningún tipo de ejercicio. La degeneración discal medida por resonancia magnética fue mayor en los grupos que o bien no hacían ejercicio o lo realizaban de forma irregular que en aquellos individuos que hacían ejercicio de forma regular al menos una o dos horas por semana.

Foto: La técnica consiste en implantar un dispositivo quirúrgicamente (Foto: iStock)

Como hemos dicho anteriormente, no es necesario realizar un deporte de alta intensidad ni alto impacto que incluso pueden ser contraproducentes y conducir a una lesión. Cuando nuestros pacientes nos preguntan recomendamos de forma general caminar, la natación o trabajos suaves en el gimnasio. La bicicleta si no existe una patología discal lumbar que pueda empeorar con la flexión ni una patología cervical que pueda empeorar con la extensión, es también una buena opción.

Precisamente, por este motivo, no recomendamos la bicicleta en pacientes intervenidos de una fusión lumbar. La flexión forzada sobre el segmento fusionado puede dar lugar a una entidad conocida como la enfermedad del disco adyacente. Estos pacientes deben también evitar los deportes de impacto o aquellos en los que exista rotación.

De hecho, esta es una de las grandes ventajas de la cirugía de artroplastia (Artificial Disc Replacement, ADR por sus siglas en inglés). La sustitución del disco degenerado por uno artificial tanto a nivel cervical como a nivel lumbar, evitando de esa manera la fijación o fusión de las vértebras. Desde hace más de 15 años lideramos este tipo intervención en España y en Europa y hemos visto un porcentaje altísimo de pacientes que vuelven a la actividad deportiva incluso intensa y competitiva sin experimentar ningún tipo de dolor.

Foto: Foto: iStock.

El motivo es que el implante móvil va a adaptarse mejor a los requerimientos mecánicos a los que se ven sometidas nuestras columnas con el deporte. Va a adaptarse a la flexión y la extensión, así como a las rotaciones en el plano axial.

En aquellos pacientes intervenidos de hernia discal o en aquellos pacientes que sufran una degeneración discal que en algún momento de su vida les haya provocado dolor, deben evitar también las rotaciones o el impacto y abstenerse de realizar deporte durante al menos 3 meses tras haberse intervenido o tras haber sufrido un episodio de dolor. Es el periodo mínimo que precisa el anillo discal para cicatrizar y reparar la lesión, aunque cada caso debe evaluarse de forma individualizada por parte del especialista a cargo del paciente.

En ocasiones, las lesiones discales pueden ir asociadas a inestabilidad mecánica, degeneración de las facetas articulares o tener lugar en pacientes jóvenes o pacientes de mayor edad.

Nuestro consejo es acudir al especialista cuando tengamos dudas o cuando notemos que al realizar un deporte determinado

Como podrán imaginar, cada paciente es único y el consejo debe ser personalizado. De forma general no puede prohibirse un deporte como así he escuchado decir sobre correr o el golf. Es cierto que en el primero existe impacto, pero podríamos decir que correr forma parte de nuestra condición de seres humanos. Lo llevamos practicando desde hace miles de años y ya empezamos desde muy pequeños. Podríamos decir que nuestras columnas y nuestras articulaciones en general agradecen pequeños impactos que estimulan la regeneración constante. Tampoco el golf debe prohibirse de forma taxativa. Es cierto que en la rotación que tiene lugar con el “swing” existe un cierto estrés mecánico sobre los segmentos bajos de la columna lumbar, pero es un movimiento bien tolerado y permitido si el paciente está entrenado, ha practicado golf con frecuencia y calienta antes de salir al campo.

Debemos evitar, eso sí, los deportes en los que pueda existir un traumatismo directo o una caída que pueda lesionarnos. Esto es especialmente importante según la edad o según la condición en la que se encuentre la columna de quien practique el deporte en cuestión.

En cualquier caso, nuestro consejo es acudir al especialista cuando tengamos dudas o cuando notemos que al realizar un deporte determinado experimentamos dolor.

La práctica de ejercicio, a través del deporte, junto con la dieta se han demostrado como factores muy importantes para preservar nuestra salud, retrasar la degeneración de nuestras articulaciones, mantener a raya la presión arterial, evitar los niveles altos de glucosa, mejorar nuestra autoestima y disminuir las probabilidades de sufrir un accidente cerebro vascular isquémico o hemorrágico o una lesión isquémica cardiaca.

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